El sultán de
Marruecos Muley Ismail, terminada la guerra que lo asentó definitivamente en el
trono, envió una embajada a Francia para mejorar las relaciones diplomáticas y
comerciales con ese reino.
El señor
embajador asombró por sus modales y elegancia, hasta el punto que la princesa
de Conti, María Teresa de Borbón, se acercó al jefe de la expedición para
felicitarlo personalmente. Sin embargo, le hizo un reproche, y es que los
musulmanes siguieran manteniendo la extraña costumbre de tener varias esposas.
El embajador
respondió como todo un galán:
-
Tened en cuenta, mi señora, que para reunir en una sola
dama la nobleza, virtud, inteligencia y belleza que caracterizan a la mujer
perfecta como vos, es preciso juntar al menos una docena de ellas.
Durante el resto
de su vida, la princesa de Conti aseguró que nunca nadie le había dirigido un
cumplido tan elegante como el del señor embajador de Marruecos.
Una mujer como tú es incomparable, no es otro lugar común, ni una frase más de cajón, lo cierto es que no hay forma de encontrar una conjunción tan completa como Olga María.

No hay comentarios:
Publicar un comentario