En las letras cabe un universo entero

“¿Un beso? Un truco encantado para dejar de hablar cuando las palabras se tornan superfluas” Ingrid Bergman

martes, 16 de junio de 2015

No seremos sólo un recuerdo




La verdadera máquina del tiempo son las fotografías.  He podido tomar muy pocas de tí, menos de las que realmente me habría gustado.   Capturar más momentos, más historias. El tiempo ha sido despiadado, efímero, no me resigno.  No, simplemente no puedo.   

Pienso en las etapas de un duelo, y la primera es la negación.   Cada mañana me despierto con una sola idea en la cabeza, una sola, sin tregua ruego a todas las fuerzas que dan equilibrio en el universo que lo nuestro no termine así. No es justo, la felicidad no puede durar tan poco.   Más que un hombre de fe, considero que la voluntad hace por lo menos la mitad del trabajo.  Así que además de implorar al universo su ayuda, también hago mi parte.   

Unas pocas fotos, es lo que tengo por ahora.  Recuerdos que marcan como el fuego.  La persistencia de una memoria que se niega a borrarte, un corazón a prueba de balas que se resiste a olvidarte.   

Es que hay tantas cosas por vivir contigo... tantas... no alcancé a mostrarte todo lo que ofrezco, todo lo que puedes esperar de mí. Hasta dónde soy realmente soy capaz de llegar por tu amor.

No quiero una montaña rusa si no estás a mi lado.  La comida no tiene sabor, la música solo me tortura, no encuentro descanso en los libros, ni alegría en el cine... 

Pero algo sí me sobra. Voluntad, y sobre todo paciencia.  Tal vez él te prometa el cielo y la tierra, pero  la pregunta que finalmente tendrás que hacerte, la que es inevitable, ¿de verdad crees que tu apreciado realmente tiene un plan y un método?.  Puedes esperar un mes, un año, diez, aguardando ese milagro heroico que nunca ocurrirá.  Entonces, y para entonces, finalmente llegará mi turno. 

Yo estaré esperando.  Porque tengo el terrible defecto de una paciencia obstinada. 






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