Querida Olga María.
Luego de leer tu última misiva, me doy cuenta que eres más elocuente que yo, pues sabes expresar con gran acierto lo que piensas cosa que a mí a veces se me dificulta tanto.
Quiero decirte que jamás me decepcionas porque eres un espíritu libre, y espero que todo lo que hagas, lo que haces y lo que piensas hacer, suceda por tu propia voluntad, por tu propia decisión.
No debes dejarte atar por los convencionalismos, o vivir en función de lo que otros quieren. Actúa de lo forma que tú misma elijas, de acuerdo a tu pensamiento, necesidad y sentimiento. Estarás más tranquila contigo misma y posiblemente más feliz, pues quiero que vivas sin remordimientos. En lo que a mi respecta, si algo necesitas y lo satisfaces, para mí es ganancia porque tenemos la completa sinceridad para compartir esa experiencia. Aleja la culpa y abraza el lado oscuro de la fuerza, yo te quiero mucho como eres, sin restricciones.
Me gusta compartir un café contigo, pero también me alegra el día cuando me escribes y me cuentas cosas de tu vida. Siempre es un aliciente poder repasar tus cartas, que aunque a veces son inquietantes, son muy bienvenidas.
Dicho esto,

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