Creo cuando dices que estoy en tu corazoncito. Que he desplazado quince años de relación. Creo cuando dices que confías en lo que digo. Y creo cuando dices que tienes miedo, porque el que se enamora... pierde. Me cuesta trabajar tranquilo, y me devuelves la esperanza cuando dice que no me vas a sacar de tu camino.
Y si crees que me extrañas y que te encanta mi compañía, estar conmigo y esas cosas, imagínate mi angustia: te necesito más que el café de la mañana, más que los libros, más que la música, es una necesidad vital como el oxígeno.
Luego, me invitas a escuchar SIAM y rematas diciendo que no sufra tanto, me llamas cielito... Si tengo el 31% de tu corazón, y con tendencia a la expansión, siento que lo me doy por bien servido.
Y recibo más de lo merecido.

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