Cien cartas, Olga María. Dudé. Dejar en noventa y nueve nuestras cartas, tenía algo de simetría si consideramos que nos faltó muy poco para serlo todo. Estuvimos a NADA, de serlo TODO.
Hace pocos días disfrutábamos de un desayuno juntos, y compartíamos el periódico. Tan burgués, tan de pareja. Era el día perfecto.
La caricatura del diario, Mafalda, nos enseñaba una cosa: "hay mujeres tan complicadas, que cuando aparece el príncipe azul, no es el azul que estaban buscado."
He amado todas tus complicaciones. He visto casi todas tus facetas. Así te he aceptado. Sin misterios, sin dudas. Sin interrogatorios exhaustivos, sin presiones ni celos enfermizos. Creo que lo nuestro ha sido auténtico.
Todo ha sido hermoso. Lo bueno y hasta lo malo. Porque me enseñaste que hay poesía en cada momento del romance. El dolor puede tener el sabor de un buen tequila.
